Nacionalidad, año: EEUU, 2015-2017
Creadores: Todd A. Kessler, Glenn Kessler y Daniel Zelman
Cadena: Netflix
Temporadas: 3
Episodios: 33
Reparto: Kyle Chandler, Linda Cardellini, Norbert Leo Butz, Ben Mendelsohn, Sissy Spacek, Jamie McShane, Enrique Murciano, Chloe Sevigny, John Leguizamo, Katie Finneran, Sam Shepard
Sinopsis: Los Rayburn, una respetada familia de los cayos de Florida, celebra el 45 aniversario de boda de los patriarcas. El retorno de Danny, el hijo mayor y oveja negra de la familia, destapará más de un secreto y obligará a la familia a tomar decisiones.
"We´re not bad people, but we did a bad thing" Una frase que quizá podría resumir el espíritu de "Bloodline", serie de Netflix que finalizó el año pasado tras tres temporadas. Jugar con la moralidad de unos personajes que, aunque en un principio pudieran parecer blanco o negro, al final acaban siendo una mezcla de grises, es una de las claves de la serie. Si, a priori Danny puede parecer el malo y los Rayburn los buenos, pero hay mucho oculto tras esa familia y de cada personaje.
El hecho de conocer desde el final del primer episodio como va a terminar la temporada, nos presenta una estructura narrativa en la que tendremos que ver como se han ido desarrollando las cosas para llegar hasta allí. Y lo hace a través de un ritmo lento, en el que poco a poco va profundizando en cada personaje, y que a mi me parece adecuado, aunque también es cierto que puede llegar a aburrir a muchos. Sus elementos culebronescos se entremezclan con la localización de la trama, unos cayos de Florida que se antojan perfectos para los dramas familiares de los Rayburn, y que junto al gran trabajo de fotografía le otorgan a la serie un aire y un tono distintivo. A eso habría que añadir al repartazo con el que cuenta la serie, con unos Kyle Chandler y Ben Mendelsohn soberbios en los papeles principales, pero en general todos están a un nivel excelente.
La primera temporada (la más larga con 13 episodios por 10 de las 2 siguientes) deja abiertas algunas cosas de cara a la segunda. Y es que, si la primera entrega se centraba en las causas de lo que lleva a los Rayburn a la situación de final de temporada, la segunda lo hace en las consecuencias de tales hechos. Esta temporada, aunque correcta, ya no alcanza el nivel de la primera. Los primeros 13 episodios me parecen mejor construidos, tanto en trama principal como en subtramas, así como más interesantes y con una mejor planificación. Con esto no quiero decir que en la segunda improvisaran sobre la marcha (aunque en ciertos momentos lo parezca), pero la serie ya no consigue en ningún momento generar el mismo interés.
Y otro tanto podría decirse de la tercera, que vendría a ser la continuación de esas consecuencias, pero que tiene otro déficit añadido. Al parecer la serie estaba pensada para durar cinco temporadas según dijeron los creadores. Sin embargo, tras la segunda temporada, Netflix la renovó por una tercera anunciando que esta sería la última. Al parecer, los costes de producción eran bastante elevados al grabar en los Cayos, lo que sumado a que seguramente no era de las series más populares del gigante del vídeo bajo demanda (aunque tuvo nominaciones a los Emmy para Chandler y Mendelsohn, y el segundo incluso ganó) provocó la cancelación. Esto hizo que se tuvieran que juntar ideas de las temporadas que se tenían pensadas y combinarlas en 10 episodios, con el consiguiente resultado. Una temporada floja que va dando algunos tumbos y que no aporta demasiado al conjunto (aunque debo decir que su final me gustó pese a ser como es)
En definitiva, "Bloodline" es una serie interesante, con un reparto de altura y un gran enclave en el que rodar que está muy bien aprovechado. Alcanza su cima en los últimos episodios de la primera temporada, con dos temporadas que, aunque no están a la altura y tiran mas hacia el culebrón familiar, se dejan ver. Para aquellos que busquen un drama familiar y no les importe su ritmo lento, puede ser una buena opción.
Nota: 7
"We´re not bad people, but we did a bad thing" Una frase que quizá podría resumir el espíritu de "Bloodline", serie de Netflix que finalizó el año pasado tras tres temporadas. Jugar con la moralidad de unos personajes que, aunque en un principio pudieran parecer blanco o negro, al final acaban siendo una mezcla de grises, es una de las claves de la serie. Si, a priori Danny puede parecer el malo y los Rayburn los buenos, pero hay mucho oculto tras esa familia y de cada personaje.
El hecho de conocer desde el final del primer episodio como va a terminar la temporada, nos presenta una estructura narrativa en la que tendremos que ver como se han ido desarrollando las cosas para llegar hasta allí. Y lo hace a través de un ritmo lento, en el que poco a poco va profundizando en cada personaje, y que a mi me parece adecuado, aunque también es cierto que puede llegar a aburrir a muchos. Sus elementos culebronescos se entremezclan con la localización de la trama, unos cayos de Florida que se antojan perfectos para los dramas familiares de los Rayburn, y que junto al gran trabajo de fotografía le otorgan a la serie un aire y un tono distintivo. A eso habría que añadir al repartazo con el que cuenta la serie, con unos Kyle Chandler y Ben Mendelsohn soberbios en los papeles principales, pero en general todos están a un nivel excelente.
La primera temporada (la más larga con 13 episodios por 10 de las 2 siguientes) deja abiertas algunas cosas de cara a la segunda. Y es que, si la primera entrega se centraba en las causas de lo que lleva a los Rayburn a la situación de final de temporada, la segunda lo hace en las consecuencias de tales hechos. Esta temporada, aunque correcta, ya no alcanza el nivel de la primera. Los primeros 13 episodios me parecen mejor construidos, tanto en trama principal como en subtramas, así como más interesantes y con una mejor planificación. Con esto no quiero decir que en la segunda improvisaran sobre la marcha (aunque en ciertos momentos lo parezca), pero la serie ya no consigue en ningún momento generar el mismo interés.
Y otro tanto podría decirse de la tercera, que vendría a ser la continuación de esas consecuencias, pero que tiene otro déficit añadido. Al parecer la serie estaba pensada para durar cinco temporadas según dijeron los creadores. Sin embargo, tras la segunda temporada, Netflix la renovó por una tercera anunciando que esta sería la última. Al parecer, los costes de producción eran bastante elevados al grabar en los Cayos, lo que sumado a que seguramente no era de las series más populares del gigante del vídeo bajo demanda (aunque tuvo nominaciones a los Emmy para Chandler y Mendelsohn, y el segundo incluso ganó) provocó la cancelación. Esto hizo que se tuvieran que juntar ideas de las temporadas que se tenían pensadas y combinarlas en 10 episodios, con el consiguiente resultado. Una temporada floja que va dando algunos tumbos y que no aporta demasiado al conjunto (aunque debo decir que su final me gustó pese a ser como es)
En definitiva, "Bloodline" es una serie interesante, con un reparto de altura y un gran enclave en el que rodar que está muy bien aprovechado. Alcanza su cima en los últimos episodios de la primera temporada, con dos temporadas que, aunque no están a la altura y tiran mas hacia el culebrón familiar, se dejan ver. Para aquellos que busquen un drama familiar y no les importe su ritmo lento, puede ser una buena opción.
Nota: 7
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