Nacionalidad, año: EEUU, 2016
Director: Tim Miller
Reparto: Ryan Reynolds, Morena Baccarin, Ed Skrein, Gina Carano, T.J. Miller, Rachel Sheen
Sinopsis: Un ex mercenario se somete a un experimento para curarse de su enfermedad, pero acaba adquiriendo poderes de curación rápida. Adoptando la identidad de Deadpool, buscará vengarse del hombre que le hizo eso
Tras una gran campaña
publicitaria y unas expectativas que habían ganado enteros durante las últimas
semanas, finalmente “Deadpool” ha llegado a nuestras pantallas. Y lo ha hecho
dando lo que prometía: humor absurdo, gamberro, sangriento, subido de tono, sin
apenas cortarse, y, en definitiva, ofreciendo algo que no estamos acostumbrados
en el cine de superhéroes.
El mero hecho de que Fox haya
llevado a cabo esta adaptación de la forma en que lo ha hecho ya es poco menos
que una rareza. Lo bueno es que ha tenido éxito. Con la millonada que va a
recaudar a pesar de su estricta calificación por edades, el éxito de “Deadpool”
abre la puerta a que puedan realizarse otras adaptaciones de cómic del mismo
calibre o con un tono similar. Si la propuesta atrae, la taquilla no parece que
se vaya a resentir, por lo que puede ser el elemento definitivo para que las
productoras se animen.
Hablando ya de la película en sí,
cumple con lo que prometía sobradamente. El humor con el que se ha contado esta
peculiar historia de amor no es nada común en el género superheróico (ni fuera
de él, pero eso ya sería otro tema). No conocía al personaje (más allá de su
aparición en aquella olvidable primera cinta en solitario de Lobezno, de la
mano del mismo Ryan Reynolds), pero ya ha conseguido que me haga seguidor de
sus andanzas. Reynolds ha encontrado un filón con este personaje. Está
comodísimo con el personaje, disfruta con él y eso se transmite. Y los
secundarios cumplen, desde Vanessa, su interés romántico, pasando por el amigo
y dueño del bar, los X-Men que aparecen, los malos, la abuela cegata o
Dopinder, el taxista. Juntos forman una galería realmente curiosa pero muy
efectiva.
El guión es muy acertado. Empieza
ya muy potente y va al grano, porque en esa cinta (la secuela ya está
anunciada) solo van a contarnos los orígenes y una historia de venganza.
Simple, pero es lo justo y necesario para que el personaje cale. Y Deadpool no
es que necesite mucho para eso. Las bromas, coñas, chistes y roturas de la
cuarta pared son muy acertadas en la mayoría de los casos (no voy a poner
ejemplos porque es mejor disfrutarlo en la sala). El compartir universo con los
X-Men también ayuda a ello, porque no son pocas las coñas que se hacen respecto
a ellos.
También hay un trabajo notable en
las escenas de acción y los efectos especiales, habiéndose aprovechado muy bien
el ajustado presupuesto de 58 millones (en el momento de escribir estas líneas
ya ha pasado la barrera de los 500 en taquilla, y se espera que pueda llegar a
alcanzar unos 800-900) La combinación entre la acción y el humor bestia de
Deadpool funciona como un reloj. Ayuda también un ajustado y acertado metraje,
unos aproximadamente 100 minutos muy disfrutables que son los justos y
necesarios para la cinta (más podría haber empezado a hacerse pesada). Mención
especial a la escena de después de los créditos. Sobra decir que hay que
quedarse, pero es realmente buena.
Y otro de los puntos a destacar
de la película es la gran personalidad que tiene. No va a gustar a todo el
mundo. Cierto sector del público la odiará (y gente a la que normalmente le
gusten las cintas de superhéroes es posible que no conecten mucho) Esto no es
una cinta más de superhéroes. Ni se parece a Marvel, ni a X-Men ni a nada
similar a lo visto hasta ahora en materia de superhéroes (lo más similar que
hay al respecto es Kick-Ass, pero aquella parece una versión light de esto).
Es, simplemente, Deadpool. Y que siga así por mucho tiempo.
Nota: 8
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