Nacionalidad, año: EEUU, 2014
Director: Damian Chazelle
Reparto: Milles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil
Sinopsis: Andrew Neiman, un joven baterista de jazz que estudia en una de las escuelas de música más prestigiosas del país, sueña con ser una estrella. Para ello, busca entrar en el conjunto que dirige Terence Fletcher, un talentoso profesor conocido también por sus particulares métodos de enseñanza
Me ha gustado mucho más de lo que esperaba, y eso que viendo que la ponían muy bien en todos los sitios tenía ciertas expectativas creadas, pero estas han sido más que correspondidas.
"Whiplash" nos cuenta la historia de Andrew Neiman (Milles Teller), un joven de 19 años que sueña con ser baterista de jazz. Pero no uno cualquiera, sino que al menos quiere estar entre los más grandes. Para ello, estudia en una elitista escuela de música, de las mejores del país, en la que trabaja Terence Fletcher (J.K. Simmons) un profesor conocido tanto por su gran talento como por la manera que tiene de enseñar a sus alumnos.
"Whiplash" es, en esencia, la confrontación entre estos dos personajes. Neiman convierte su talento, su ambición y sus ganas de llegar a lo más alto en una fuerte obsesión (sentimiento que demuestra ser mucho más fuerte de lo que pueda parecer a simple vista) que va adueñándose poco a poco de él hasta dominar casi todos los ámbitos de su vida. A esto contribuye el personaje de Fletcher, un auténtico hijo de puta que llega hasta donde sea necesario para obtener lo que quiere de sus alumnos. El cara a cara que mantienen estos dos personajes solo es equiparable al que realizan los actores que les dan vida, unos Milles Teller y J.K. Simmons que están espectaculares. Y si, Simmons está genial, pero me da rabia que todos los elogios se hayan centrado en el cuando Teller también hace un papelón y está magnífico. Ambos personajes se necesitan entre si, se retroalimentan, y no es mérito de uno solo que la película sea tan buena como lo es.
Otro aspecto a destacar es el alto y frenético ritmo que imprime durante todo su metraje. La algo más de hora y media de metraje te deja hasta cansado cuando finaliza (pero te deja con ganas de repetir, no obstante). Mención especial a ese gran clímax que convierten los diez-quince últimos minutos de la cinta en una maravilla. Y a todo esto ayuda un montaje excelente y la dirección de Damian Chazelle, que parece mentira que sea solo su segunda película.
En definitiva, "Whiplash" es una gran película que, comandada por dos actores en estado de gloria, nos cuenta una historia sobre el peligro que tiene esa idea tan manida de que hay que sacrificarse para lograr lo que se quiere. Suena muy bonito de palabra y no se puede negar que tiene parte de razón, pero todo tiene ciertos límites, y sobrepasarlos puede ser muy peligroso, al igual que las obsesiones, que tienen una fuerza mayor que sentimientos como el miedo. Todo eso está muy bien reflejado en la cinta, que es algo más que la clásica cinta independiente del año que cae en gracia. Tiene fuerza, tiene rabia contenida, tiene un ritmo endiablado, tiene actores, tiene director, tiene montaje, tiene guión. Excelente de principio a fin.
Nota: 8
Me ha gustado mucho más de lo que esperaba, y eso que viendo que la ponían muy bien en todos los sitios tenía ciertas expectativas creadas, pero estas han sido más que correspondidas.
"Whiplash" nos cuenta la historia de Andrew Neiman (Milles Teller), un joven de 19 años que sueña con ser baterista de jazz. Pero no uno cualquiera, sino que al menos quiere estar entre los más grandes. Para ello, estudia en una elitista escuela de música, de las mejores del país, en la que trabaja Terence Fletcher (J.K. Simmons) un profesor conocido tanto por su gran talento como por la manera que tiene de enseñar a sus alumnos.
"Whiplash" es, en esencia, la confrontación entre estos dos personajes. Neiman convierte su talento, su ambición y sus ganas de llegar a lo más alto en una fuerte obsesión (sentimiento que demuestra ser mucho más fuerte de lo que pueda parecer a simple vista) que va adueñándose poco a poco de él hasta dominar casi todos los ámbitos de su vida. A esto contribuye el personaje de Fletcher, un auténtico hijo de puta que llega hasta donde sea necesario para obtener lo que quiere de sus alumnos. El cara a cara que mantienen estos dos personajes solo es equiparable al que realizan los actores que les dan vida, unos Milles Teller y J.K. Simmons que están espectaculares. Y si, Simmons está genial, pero me da rabia que todos los elogios se hayan centrado en el cuando Teller también hace un papelón y está magnífico. Ambos personajes se necesitan entre si, se retroalimentan, y no es mérito de uno solo que la película sea tan buena como lo es.
Otro aspecto a destacar es el alto y frenético ritmo que imprime durante todo su metraje. La algo más de hora y media de metraje te deja hasta cansado cuando finaliza (pero te deja con ganas de repetir, no obstante). Mención especial a ese gran clímax que convierten los diez-quince últimos minutos de la cinta en una maravilla. Y a todo esto ayuda un montaje excelente y la dirección de Damian Chazelle, que parece mentira que sea solo su segunda película.
En definitiva, "Whiplash" es una gran película que, comandada por dos actores en estado de gloria, nos cuenta una historia sobre el peligro que tiene esa idea tan manida de que hay que sacrificarse para lograr lo que se quiere. Suena muy bonito de palabra y no se puede negar que tiene parte de razón, pero todo tiene ciertos límites, y sobrepasarlos puede ser muy peligroso, al igual que las obsesiones, que tienen una fuerza mayor que sentimientos como el miedo. Todo eso está muy bien reflejado en la cinta, que es algo más que la clásica cinta independiente del año que cae en gracia. Tiene fuerza, tiene rabia contenida, tiene un ritmo endiablado, tiene actores, tiene director, tiene montaje, tiene guión. Excelente de principio a fin.
Nota: 8
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